sábado, 6 de diciembre de 2008

Vegas, baby






Los americanos han decidido que no apetece eso de cogerse un vuelo de 20h e irse hasta Europa para ver la Torre Eiffel, La Fontana de Trevi o la plaza San Marcos de Venecia. Las Vegas tal como esperábamos, !una horterada total!. El aspi no nos duraba en esta ciudad ni 24horas.
Todo es enorme y exageradísimo, desde nuestra habitación vemos pasar la montaña rusa que rodea al hotel de enfrente.
Aunque el reclamo para atraer (dicen) a más de 40 millones de turistas al año son los hoteles y la comida baratos... la historia está montada para sacarte los cuartos en cuanto das la vuelta a la esquina. Para pasar algunas calles hay que entrar en los hoteles y cruzar a través de un paso elevado. Una vez entras dentro es imposible salir, te produce un poco sensación de afixia tipo el "corte inglés" en el que no paras de dar la vueltas y nunca sabes donde están las escaleras de salida. Todos los hoteles son iguales: una moqueta espantosa, una luz mortecina que da sueño para que destaquen las lucecitas de las tragaperras y humo. !Hemos visto tragaperras hasta en el supermercado y en la gasolinera!. De momento no hemos jugado nada. Pedro frena mi gen adictivo que me dice "dame moneditas..." pero me tiene miedo porque la máquinas te dejan meter la tarjeta de crédito además de moneditas!!!
Para contarrestar este ambiente, hemos pasado la mañana por la feria del corredor para recoger dorsales, almendritas, glucosas etc... ya está todo listo para el domingo. Aspi, no te preocupes que estoy haciendo aquí labor de fondo con el no salir demasiado rápido y creo que esta vez lo tenemos mentalizado. Parece que va a estar difícil lo de que pueda aprecer en varios puntos del circuito dándo ánimos. A ver qué planeamos finalmente. En fin, mañana toca día de descando para Pedrolillas que anticipa que pasará el día en la piscina del Hotel.
La gran decepción de Las Vegas ha sido David Copperfield. Actuaba en un teatro pequeño, cutrillo y aunque los trucos estaban bien, desde el principio el hombre tenía una actitud de "qué pereza tengo de tener que volver a hacer este truco otra vez" con la que le costaba arrancar aplausos del público. De hecho, hacia el final de la actuación saco un coche debajo de una sábana que, hombre, era bastante espectacular pero como le daba lo mismo sacar un coche que un camión no consiguió emocionar al personal. Esta noche hemos visto El Fantasma de la Opera y aunque nos somos grandes fans de los musicales ha estado entretenido.
La próxima entrada en el blog será el domingo bajo el título... Marathon man (o Marathon King en la versión de Charlie Champ...)